Al contemplar escribir un blog, me sentí abrumada. Después de todo, un blog es un pedazo de tu corazón, escrito y expuesto para todo el internet. No estaba segura si estaba lista. Y además, ¿qué tengo para compartir? ¿Cuál es mi ángulo? ¿Cuál es mi lema?
Hace unos años, mi amiga Lori Wood empezó un blog íntimo y emocional acerca de vivir fiel y completamente con una enfermedad crónica. Ella tiene una historia increíble y mucha sabiduría en cuanto a la Palabra de Dios y Su providencia. (Lo puedes leer aquí. ¡Lo recomiendo mucho!)
Yo también tengo unos problemas de salud – 4 discos herniados – dos lumbares y dos cervicales, pero gracias a la bondad de Dios, no he tenido ningún síntoma debilitadora desde el 2004. Mi experiencia no se compara y no impacta como la de Lori. Me parecería muy chillona mientras ella inspira.
Luego un amigo bueno y mi gurú de la computación me dijo que debería enfocarme en quién soy, y el término Americana-Mexicana vino a la mente. Te cuento… nací en California, crecí como hija militar (mi papá estaba en el ejercito de los Estados Unidos), nos mudamos de base a base (Carolina de Norte, Kentucky, Alemania, Italia y Colorado) hasta llegar al estado de Oregon a la edad de 13 años. Después de un año en las Filipinas como estudiante de intercambio, y dos años en la universidad, me mudé a Lubbock, Texas para estudiar en un programa misionera. A los 20 años me fui para México, y desde entonces ¡aquí vivo!
Cuando alguien tiene raíces en un país, pero vive en otro, se les describe usando las dos nacionalidades. Tenemos Italiano-Americanos, Africo-Americanos y Mexico-Americanos… pero que tal – ¿Americano-Mexicanos?
Así soy. Soy una americana que ahora es mexicana, en experiencia, lenguaje, cultura y familia (¡y pronto, primero Dios, tendré mi pasaporte mexicano como prueba!)
Pero hay algo más, y los que viven entre dos países y dividen sus corazones entre dos culturas me comprenderán con un poco de tristeza. Mientras podemos identificarnos con las dos tierras y hemos adoptado los dos idiomas y tradiciones, ahora jamás perteneceremos completamente a ninguno de los dos.
Ahora, cuando estoy en México, extraño a mi familia, las compras, el hablar inglés y el pasar tiempo con los amigos de mi niñez. Cuando estoy en los Estados Unidos, no puedo esperar a ver a mi familia mexicana, comer tacos verdaderos y saludar a mis amigos con un beso en la mejilla. Para los americanos, soy una güerita rara que habla español como latina, que olvida las palabras en inglés, y que no tiene ni idea de los últimos 20 años de moda y cultura americana. Para los mexicanos, soy la gringuita que, aunque puede hacer unos deliciosos chiles en nogada, no sabe mucho del Chavo del Ocho.
Sin embargo, he aprendido a aceptar esta parte de mi, y ahora lo quiero compartir contigo. Si también vives entre culturas y sientes que no eres Ni de Aquí ni de Allá, entonces este blog es para ti.
Si vives entre dos partes del mismo país que son muy diferentes, también puedes identificarte con este sentimiento. Muchos miembros de mi familia se cambiaron de Nueva Jersey a California hace más de 50 años y todavía no han perdido su identidad, actitud y acento como alguien del Este.
Y para todos los que son cristianos, los que vivimos como ciudadanos del Cielo mientras residimos en la Tierra… nosotros también vivimos entre dos culturas. Nacimos en una y hemos sido elegidos para otra. Todavía no entramos en nuestra residencia permanente. No somos ni de aquí, ni estamos todavía allá.
Bienvenidos a mi nueva aventura con este blog.
Gracias por tu amistad y ánimo.
Este blog fue escrito en 2018, y a penas estoy traduciéndolo al español.